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Cuando uno pierde a su pareja…

El peligroso “efecto viudedad”

Cuando pierde a su media naranja, le queda una herida que nunca cicatriza del todo.

Pero hay algo más que puede persistir tras el fallecimiento de su cónyuge o pareja… Y es algo que TODAS las personas mayores deben tener en cuenta. Porque puede hacer que su vida pase de ser un duelo y una tristeza, a algo mucho PEOR.

Destrozando su salud o incluso MATÁNDOLE antes de tiempo.

Por eso es fundamental que conozca los riesgos a los que podría enfrentarse.

Los peligros de la viudedad

Perder al cónyuge o pareja es uno de los acontecimientos más tristes, estresantes y que más cambian la vida a los que alguien puede enfrentarse.

Y lidiar con la profunda mezcla de sentimientos y emociones -duelo, ansiedad, soledad y mucho más- puede hacer que el cónyuge superviviente descuide su PROPIA salud. Provocando graves problemas de salud… o incluso la MUERTE.

Y este llamado “efecto viudedad” es más común de lo que cree.

Por ejemplo, la leyenda de la música country Johnny Cash falleció solo cuatro meses después de la muerte de June Carter Cash, su esposa durante 35 años. Y la actriz Debbie Reynolds murió solo un día después de perder a su hija, Carrie Fisher, la princesa Leia de La guerra de las galaxias.

El intenso estrés emocional de perder a un ser querido puede causar estragos en el sistema nervioso simpático, que controla la respuesta de lucha o huida.

Como resultado, los supervivientes tienen un mayor riesgo de sufrir depresión, ataques de pánico, problemas de memoria y cardiovasculares, infecciones, pérdida o aumento de peso y otros problemas de salud.

Y, por desgracia, eso es solo la punta del iceberg. Porque las investigaciones demuestran que la viudedad está relacionada con un mayor riesgo de sufrir un infarto de miocardio o un ictus en los siguientes 30 días tras perder a la pareja.

Y lo que es aún más llamativo: un estudio reveló que la pérdida de la pareja puede aumentar el riesgo de MUERTE del cónyuge superviviente en un 66% en un plazo de tres meses.

Este dato es ligeramente mejor que el que habían arrojado estudios anteriores, que mostraban que las viudas y los viudos se enfrentaban a un riesgo casi inevitable de morir poco después del 90%.

La importancia del autocuidado

Es difícil enfrentarse a la pérdida de la persona que probablemente era el mejor amigo, amante, compañero y todo en uno.

Pero ante un hecho así, es de vital importancia esforzarse por cuidar de uno mismo, para evitar poner en peligro su propia salud emocional y física.

Recuerde que cada persona afronta el duelo y la pérdida de forma diferente, así que no se sienta presionado a seguir un calendario específico. El duelo es un proceso, así que tómese el tiempo que necesite para curarse y seguir adelante.

Deje que otros le ayuden. Acuda a familiares, amigos y vecinos, o recurra a su fe para que le proporcionen apoyo y compañía. Encuentre formas de llenar su tiempo y mantenerse ocupado. Hacer planes con amigos, dedicarse a aficiones y ofrecerse voluntario para ayudar a los demás pueden proporcionarle un propósito y llenar su tiempo.

Y si es necesario, hable con un profesional relacionado con la salud mental, que puede ayudarle a encontrar formas eficaces de afrontar su duelo y adaptarse a los cambios en su vida.

Y si es un ser un ser querido quien ha sufrido una pérdida, ayúdele. Preparar algunas comidas, ocuparse de los recados y las tareas domésticas o simplemente ofrecer un hombro solidario puede ser de gran ayuda en un momento difícil.

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