Alzhéimer: una nueva técnica detecta el riesgo antes de los cambios cerebrales
Imagínese ver en una bola de cristal cuál va a ser la salud de su cerebro y su memoria dentro de 5, 10 o incluso 20 años.
Durante décadas, semejantes pronósticos parecían una mera fantasía. La enfermedad de Alzheimer, la causa más común de demencia, se desarrolla silenciosamente en el cerebro durante décadas antes de que aparezcan síntomas claros. Para entonces, el daño ya está en gran medida hecho.
Pero un nuevo estudio que combina análisis de sangre de vanguardia e imágenes cerebrales avanzadas sugiere que nos estamos acercando cada vez más a ese poder predictivo. Exploremos esta prometedora investigación y cómo aprovechar el estilo de vida para proteger su cerebro independientemente del riesgo.
Haciendo sonar la alarma
Los científicos asumieron durante mucho tiempo que las placas amiloides que se acumulaban en el cerebro eran el primer indicio detectable de alzhéimer. Estos grupos de proteínas mal plegadas, fácilmente visibles en las exploraciones en un TAC tipo PET (tomografia axial computerizada por emisión de positrones) se consideraron la primera señal de alerta fiable.
Pero investigadores de la Universidad de Florida sugieren que los problemas comienzan mucho antes, de maneras más furtivas. Al comparar los análisis de sangre de amiloide con los cambios cerebrales en un tipo sofisticado de resonancia magnética, descubrieron un patrón revelador.
Las personas con niveles más altos de amiloide en la sangre mostraron alteraciones cerebrales sutiles en imágenes de “agua libre” (líquido extracelular observable en resonancias magnéticas). Esta sensible técnica detecta signos muy tempranos de disfunción celular, muerte e inflamación, que son algo así como “las tarjetas de visita” del alzhéimer.
Curiosamente, estos cambios aparecieron incluso cuando las exploraciones por PET todavía no mostraban nada. Es como una sutil señal de alerta inicial que suena antes de que salten todas las alarmas.
Aprovechar la predicción para la prevención
Ahora bien, esto no significa que todas las personas con estos signos en sus análisis de sangre estén destinadas a padecer alzhéimer. Pero sugiere que las herramientas de detección del futuro podrían identificar nuestro riesgo mucho antes, permitiéndonos construir mejores defensas cerebrales de manera proactiva. Así podemos hacer ajustes en el estilo de vida para reescribir nuestro riesgo. Si sabemos que el alzhéimer puede estar en el horizonte, las decisiones que podemos tomar ahora tienen una nueva urgencia y propósito.
Quizás vislumbrar nuestra fragilidad cognitiva podría impulsarnos a priorizar las prácticas protectoras que a menudo dejamos para mañana. Porque ese mañana ya es hoy.
Acciones cotidianas que contribuyen al refuerzo cerebral
Hoy puede hacer mucho para preservar su salud cerebral. Y estamos hablando de su agilidad mental, su memoria, sus recuerdos.
Independientemente del riesgo, las investigaciones muestran que estas estrategias mejoran la función cerebral:
- Haga ejercicio con regularidad. La actividad física aumenta el flujo sanguíneo y desencadena el crecimiento de las células cerebrales. Intente realizar 150 minutos semanales de cualquier ejercicio, incluso simplemente caminar a paso ligero.
- Trabaje el músculo mental. Siga activando nuevas redes neuronales aprendiendo un idioma, instrumento o habilidad. Las actividades pasivas (como ver la televisión) no cuentan; la clave es la participación activa.
- Conéctese socialmente. Pasar tiempo con amigos y seres queridos es como un superalimento para el cerebro. Si se siente aislado, apúntese a alguna clase de algo que le interese o únase a un club para construir nuevos vínculos.
- Priorice el sueño. Durante el sueño, el cerebro elimina los desechos tóxicos relacionados con la demencia. La mayoría de los adultos necesitan entre 7 y 9 horas por noche. Mantener un horario de sueño regular ayuda.
- Controle el estrés. La tensión y la ansiedad crónicas inundan el cerebro con hormonas inflamatorias del estrés. Incorpore prácticas relajantes como la respiración profunda, la meditación o el yoga.
- Consuma alimentos integrales. Una dieta colorida, rica en vegetales y baja en productos procesados alimenta las células cerebrales y combate la dañina inflamación. Introduzca en su dieta verduras de hoja verdes, brotes, frutos secos, pescado y aceite de oliva.
- Ciertos nutrientes también pueden ofrecer un apoyo adicional. Los ácidos grasos omega-3, las vitaminas B, C, D y E, además de la especia cúrcuma, están relacionados con una mejor salud cerebral. Simplemente consulte con su médico antes de comenzar a tomar cualquier suplemento.