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Una amenaza oculta para quienes padecen artritis reumatoide

Por si los incesantes brotes y la destrucción de las articulaciones causada por la artritis reumatoide (AR) no es suficiente, una nueva investigación confirma que la enfermedad también inflama peligrosamente las arterias con el tiempo.

Por ello, además de controlar los dolorosos síntomas diarios de la AR, quienes luchan contra esta afección deben permanecer alerta ante cualquier problema cardiovascular que se esté gestando.

Enfermedad autoinmune

Al ser una enfermedad autoinmune peligrosa que afecta a las articulaciones y los tejidos conectivos, la artritis reumatoide desgasta incluso a las personas más fuertes. Las llamaradas brotan aparentemente al azar y, a menudo, las señales son el cansancio y un dolor que se intensifica gradualmente.

El funcionamiento de las articulaciones disminuye poco a poco, las manos se deforman. Por eso, tareas simples como abrir frascos o levantar una taza, finalmente se vuelven imposibles sin ayuda.

¡No es de extrañar que los pacientes con AR reporten una calidad de vida sustancialmente peor que la de sus semejantes!

Pero para colmo de males, la ciencia confirma que la AR también ataca a las arterias por culpa del proceso inflamatorio generalizado y descontrolado. Entonces, mientras usted lucha externamente contra la destrucción de las articulaciones, el revestimiento interno de sus vasos sanguíneos también se ve afectado silenciosamente.

Agresiones vasculares

En un esfuerzo por aclarar las conexiones entre la actividad de la AR y la lesión arterial, investigadores analizaron muestras de sangre de más de 100 pacientes con AR que comenzaron varios tratamientos. Específicamente, midieron los niveles de proteínas mensajeras llamadas biomarcadores, que previamente se habían relacionado con la inflamación vascular.

En particular, seis biomarcadores clave se correlacionaron fuertemente con la inflamación arterial visible en las exploraciones.

Sufrir el doloroso daño articular ya es bastante como para tener que preocuparse además del riesgo cardiovascular, pero es fundamental no pasar por alto la amenaza silenciosa en los vasos sanguíneos.

Trabaje con su médico para controlar periódicamente los niveles de los biomarcadores de la artritis reumatoide. Esto permite ajustar los tratamientos para reducir la inflamación antes de que esta estreche críticamente las arterias, cortando el flujo y el oxígeno provocando dolor en el pecho.

Además, las medidas de estilo de vida, como una dieta antiinflamatoria rica en nutrientes, ejercicio diario y el alivio del estrés, ayudan a proteger la salud de todo el organismo.

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