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¿Su ROPA le está envenenando?

Oímos hablar mucho sobre los microplásticos y sus peligros, ya sabe, esas pequeñas partículas que se esconden a plena vista, infiltrándose en nuestros alimentos, agua e incluso en nuestros cuerpos.

Pero puede haber otro peligro oculto aún más cerca. Está acechando justo debajo de nuestras narices y es algo en lo que nos envolvemos todos los días…

El armario químico

Cuando se pone su camisa favorita o ese cómodo par de vaqueros, es posible que obtenga más de lo que esperaba.

La industria de la confección es una de las más contaminantes del planeta y los textiles que produce a menudo contienen irritantes y sustancias químicas que causan enfermedades.

Desde los tintes azoanilina que pueden provocar reacciones cutáneas hasta las resinas de formaldehído utilizadas para reducir las arrugas, nuestra ropa puede ser una auténtica sopa química.

Algunas de las sustancias químicas más preocupantes que se encuentran en la ropa incluyen:

  • Glifosato, el controvertido herbicida utilizado en la producción de algodón, que ha sido relacionado con el cáncer.
  • Blanqueador con cloro, utilizado para blanquear, que puede provocar problemas respiratorios.
  • Formaldehído, un carcinógeno conocido que se utiliza en la ropa sin arrugas.
  • Compuestos orgánicos volátiles (COV), que pueden desprender gases de la ropa y plantear diversos riesgos para la salud.
  • Compuestos perfluorados (PFC), utilizados en tejidos resistentes al agua, que son cancerígenos y tóxicos para el medio ambiente.

Lo que es más alarmante es que estos químicos en gran medida no están regulados en la industria textil. Si bien algunos carcinógenos sí lo están, la mayoría de las marcas se fabrican en el extranjero, donde las regulaciones son mucho más laxas.

Más allá de la salud personal

Los efectos de la ropa tóxica se extienden mucho más allá de nuestra salud personal. El uso de productos químicos en la industria textil está causando estragos en el medio ambiente. En países como China e Indonesia, las aguas residuales sin tratar o con un tratamiento mínimo de las fábricas textiles a menudo se vierten directamente a los ríos, propagando toxinas por todo el mundo.

A pesar de este panorama sombrío, hay signos de cambios positivos en la industria de la moda. En 2017, varias empresas importantes de ropa se comprometieron a utilizar algodón 100% sostenible para 2025. Desde entonces, esta iniciativa ha crecido y muchas más empresas firmaron el compromiso.

La producción de algodón orgánico y sostenible no solo reduce el uso de pesticidas dañinos sino que también afecta menos los suministros de agua locales. Es un paso en la dirección correcta, pero todavía queda un largo camino por recorrer.

Protegiéndose a sí mismo

Aquí hay algunos pasos que puede seguir para protegerse de la ropa tóxica:

  • Elija ropa orgánica: busque prendas hechas de algodón orgánico u otras fibras naturales producidas de manera sostenible.
  • Lavar antes de usar: lave siempre la ropa nueva antes de usarla para eliminar algunos de los químicos de la superficie.
  • Busque certificaciones: elija marcas que se hayan comprometido con la reducción de químicos o busque etiquetas con certificación GOTS u OEKO-TEX Standard 100.
  • Compre menos, elija bien: opte por ropa de fibras naturales de alta calidad y compre menos en general.
  • Considere lo vintage: la ropa vieja suele contener menos productos químicos que la moda rápida moderna.
  • Tenga cuidado con los sintéticos: cuando sea posible, elija fibras naturales en lugar de sintéticas para reducir la contaminación de las microfibras.

La conclusión es que la ropa que usamos no debería afectar a nuestra salud. Como consumidores, tenemos el poder de impulsar el cambio en la industria de la moda a través de nuestras elecciones. Al ser más conscientes de lo que compramos y usamos, podemos protegernos, apoyar prácticas sostenibles e impulsar una industria de la moda más limpia y segura.

Recuerde, el verdadero estilo no se trata solo de verse bien, sino de sentirse bien y hacer el bien. La próxima vez que compre ropa, piense más allá del precio y considere el costo real de lo que está comprando.

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