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¿Amenaza la fragilidad física su salud mental?

A medida que envejecemos, no es raro enfrentar desafíos relacionados con nuestra salud física y movilidad.

Para las personas mayores, la aparición gradual de la fragilidad, marcada por la pérdida de peso, el agotamiento, la debilidad, la inactividad y el caminar más lento, puede parecer una parte inevitable del envejecimiento.

Pero esta disminución en la función física podría ponerlo en riesgo de sufrir algo más.

Una nueva investigación muestra que también puede aumentar la probabilidad de desarrollar depresión y los hallazgos son una llamada de atención para las personas mayores y sus seres queridos.

La conexión entre fragilidad y depresión

Un equipo de investigación de Yale, en Estados Unidos, analizó datos de más de 350.000 adultos de entre 37 y 73 años que participaron en el estudio del Biobanco del Reino Unido.

Agruparon a los participantes en tres categorías según su evaluación inicial: no frágiles (que no informan ninguno de los cinco indicadores de fragilidad), prefrágiles (que informan uno o dos indicadores) o frágiles (que informan tres o más indicadores).

Los resultados fueron alarmantes. En comparación con los individuos no frágiles, los clasificados como “prefrágiles” o “frágiles” tenían 1,6 y 3,2 veces más probabilidades, respectivamente, de ser diagnosticados con depresión en su seguimiento de 12 años. Y cuanto más grave es la fragilidad, mayor es el riesgo de depresión.

Curiosamente, la asociación fue más fuerte en hombres y personas de mediana edad (menores de 65 años) que en mujeres o adultos mayores. Esto sugiere que la fragilidad puede ser un factor de riesgo particularmente importante para la depresión en estos grupos demográficos.

Inflamación y cambios cerebrales: los factores subyacentes

Pero, ¿qué tiene la fragilidad que podría estar impulsando este mayor riesgo de depresión? Los investigadores profundizaron más para descubrir algunas posibles explicaciones.

A través de una serie de análisis de mediación, encontraron que ciertos marcadores de inflamación, incluidos los neutrófilos, los leucocitos (ambos tipos de glóbulos blancos) y la proteína C reactiva (producida por el hígado), parecían desempeñar un papel en la relación entre la fragilidad y la depresión.

Además, también se identificó como factor mediador la reducción del volumen en cinco regiones específicas del cerebro.

Si bien se necesita más investigación para comprender completamente la progresión de la fragilidad a la inflamación, a los cambios cerebrales y a la depresión, estos hallazgos, publicados en la revista Nature Communications, proporcionan evidencia convincente de que los desafíos de salud física y mental que enfrentan muchas personas mayores están íntimamente relacionados.

Formas naturales de apoyar el bienestar físico y mental

Si bien las evaluaciones periódicas de fragilidad realizadas por proveedores de atención médica pueden ser un primer paso importante, también existen estrategias naturales que puede emplear usted mismo para apoyar su bienestar físico y mental:

  • Realice actividad física con regularidad: Incluso ejercicios suaves como caminar, nadar o hacer yoga en silla pueden ayudar a mantener la masa muscular, la flexibilidad y la función física general.
  • Consuma una dieta rica en nutrientes. Céntrese en alimentos integrales, mínimamente procesados, ricos en vitaminas y minerales esenciales. Considere incorporar alimentos antiinflamatorios como pescado graso, bayas, verduras de hojas verdes y cúrcuma.
  • Considere los suplementos clave. La vitamina D, los ácidos grasos omega-3 y las vitaminas del grupo B se han relacionado con mejores resultados de salud física y mental en los adultos mayores. Consulte con su médico para determinar si estos suplementos podrían ser adecuados para usted.
  • Priorizar la conexión social. La soledad y el aislamiento pueden exacerbar tanto la fragilidad como la depresión. Haga un esfuerzo por mantenerse conectado con amigos, familiares y comunidad.
  • Busque ayuda profesional. Si experimenta síntomas persistentes de depresión, no dude en acudir a un profesional de la salud mental. Puede trabajar con usted para desarrollar un plan de tratamiento personalizado.

El vínculo entre la fragilidad física y la depresión es un recordatorio de que nuestra salud física y mental no son entidades separadas, sino hilos profundamente entrelazados en el tapiz de nuestro bienestar general.

Al tomar medidas proactivas para mantener nuestra función física, nutrir nuestro cuerpo y mente y mantenernos conectados con nuestros sistemas de apoyo, podemos desarrollar resiliencia frente a los desafíos que puede traer el envejecimiento.

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