El dilema del alzhéimer: por qué la medicina no logra descifrar el código
Con frecuencia le hablo en estos e-Tips de Salud sobre la enfermedad de Alzheimer, ya que es una enfermedad atroz, un ladrón que roba a millones de personas sus recuerdos, su independencia y, en última instancia, sus vidas. El lunes sin ir más lejos le hablé del alzhéimer sin síntomas (si no lo leyó, puede hacerlo aquí).
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Dado que el alzhéimer es una de las enfermedades más devastadoras de nuestro tiempo, no sorprende que los investigadores y las compañías farmacéuticas hayan invertido miles de millones para encontrar una cura o, al menos, un tratamiento efectivo.
Pero a pesar de décadas de investigación, ingentes cantidades de dinero invertidos e innumerables promesas, la medicina convencional no parece estar más cerca de descifrar el código del alzhéimer.
Y la última serie de fracasos de los muy publicitados medicamentos de las grandes farmacéuticas contra el Alzheimer ha dejado a pacientes, familias y médicos sintiéndose frustrados y traicionados.
Pero, ¿qué es lo que realmente ocurre? ¿Y por qué nos encontramos constantemente con obstáculos? Veámoslo.
La decepcionante realidad de los medicamentos contra el alzhéimer
En los últimos años, gigantes farmacéuticos como Biogen y Eli Lilly han promocionado sus nuevos medicamentos contra el alzhéimer como posibles agentes innovadores. Estos medicamentos, como el aducanumab y el donanemab, atacan la placa amiloide, la acumulación pegajosa en el cerebro que desde hace tiempo se asocia con la enfermedad.
La teoría era simple: eliminar la placa y retrasar el deterioro cognitivo.
Pero a medida que avanzaban los ensayos clínicos, la realidad resultó mucho menos prometedora.
Si bien los medicamentos lograron reducir la placa amiloide, no lograron mejorar significativamente los síntomas de los pacientes. Los beneficios cognitivos, si los hubo, fueron tan pequeños que los médicos ni siquiera los notarían en un entorno clínico.
Lo que es aún más preocupante es que estos medicamentos conllevan una serie de posibles efectos secundarios, como hemorragia e inflamación cerebral. En algunos ensayos, hasta el 37% de los participantes del grupo de tratamiento experimentaron estas reacciones adversas.
La paradoja de la placa amiloide
Entonces, ¿por qué estos medicamentos no funcionan?
La respuesta puede estar en un malentendido fundamental sobre la enfermedad de Alzheimer en sí.
Durante años, los investigadores se han centrado en la placa amiloide como la prueba irrefutable del alzhéimer, pero este enfoque puede ser erróneo.
Si bien la placa amiloide SÍ se acumula en los cerebros de los pacientes con alzhéimer, no siempre es un indicador fiable de la progresión de la enfermedad. Muchas personas desarrollan placa sin mostrar nunca signos de deterioro cognitivo y los depósitos tienden a formarse entre las células nerviosas en lugar de dentro de ellas.
En cambio, otro tipo de depósitos, denominados ovillos neurofibrilares, compuestos por una proteína llamada tau, parecen estar más estrechamente relacionados con el daño y la destrucción de las células cerebrales. Estos ovillos se forman en el interior de las células nerviosas y están estrechamente relacionados con la pérdida de memoria y el deterioro cognitivo característicos del alzhéimer.
El problema del placebo
Otro problema que afecta a los ensayos de fármacos contra el alzhéimer es el efecto placebo. En un estudio bien diseñado, los participantes son asignados aleatoriamente para recibir o bien el fármaco real o bien un placebo, sin que ni los pacientes ni los investigadores sepan quién recibió qué hasta el final.
Pero en el caso de estos fármacos dirigidos a los amiloides, los efectos secundarios pueden haber desvelado involuntariamente quién fue asignado a cada grupo de los ensayos. Y es que cuando los participantes experimentaron hemorragia o inflamación cerebral, probablemente se dieron cuenta de que estaban recibiendo el fármaco real, lo que podría haber inflado los beneficios percibidos.
Para empeorar las cosas, algunos ensayos pueden haber sesgado inadvertidamente sus resultados al eliminar del grupo de tratamiento a los participantes que experimentaron estos efectos secundarios, mientras que mantuvieron a aquellos con una predisposición genética al alzhéimer (y un peor pronóstico) en el grupo placebo.
¿Hacia dónde vamos?
Si bien los fracasos de estos medicamentos dirigidos a los amiloides son desalentadores, también presentan una oportunidad para repensar nuestro enfoque.
En lugar de centrarnos en un único objetivo, como la placa amiloide, debemos adoptar una visión más holística de la enfermedad. Esto implica explorar otros posibles factores, como la inflamación, la salud vascular y factores relacionados con el estilo de vida, como la dieta y el ejercicio.
También significa ser más transparentes respecto de los datos de los ensayos clínicos y permitir que investigadores externos analicen los resultados de manera independiente. Solo trabajando juntos podremos lograr avances reales contra esta devastadora enfermedad.
Pero mientras la industria farmacéutica sigue fallando con sus tratamientos, hay mucho que puede hacerse para prevenir y mejorar de esta enfermedad.
Por eso, si quiere dar un gran paso en la prevención del alzhéimer y el deterioro cognitivo, siga leyendo…
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