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El dilema diario de la aspirina: ¿deberían los mayores pensárselo dos veces?

Durante décadas, tomar una dosis baja de aspirina al día se consideró una forma sencilla y efectiva de proteger el corazón.

Era como una póliza de seguro contra ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares, en forma de pequeña pastilla.

¿Pero qué pasaría si esta práctica común pudiera estar causando más mal que bien a muchos mayores?

Una nueva investigación ha descubierto una tendencia preocupante.

A pesar de las directrices actualizadas que advierten contra el uso rutinario de aspirina para la salud cardíaca en personas mayores, muchos todavía se aferran a este consejo obsoleto. Y podrían estar poniendo en riesgo su salud.

La revelación de la aspirina

Un estudio pionero publicado en Annals of Internal Medicine ha arrojado luz sobre lo extendido que está este problema. Los investigadores descubrieron que casi un tercio de los adultos de 60 años o más sin enfermedad cardiovascular seguían tomando aspirina en 2021.

Y lo que es aún más preocupante, aproximadamente el 5% de los adultos de 60 años o más informaron haber consumido aspirina sin consejo médico y el 19% de 40 años o más explicaron que la tomaban para prevenir enfermedades cardiovasculares.

Estas cifras son alarmantes, especialmente considerando los riesgos potenciales asociados con el uso regular de aspirina en adultos mayores.

La espada de doble filo de la aspirina

Ahora, quizás se pregunte: “¿Cómo puede ser peligroso algo que se supone que protege mi corazón?”

Es una buena pregunta. La aspirina tiene beneficios: ayuda a diluir la sangre, lo que puede evitar la formación de coágulos peligrosos.

Pero aquí justamente está la cuestión. La aspirina no es un anticoagulante en sentido estricto sino un antiagregante plaquetario que evita que las plaquetas se adhieran entre sí para producir un coágulo. La aspirina, por tanto, evita la formación de trombos, pero al mismo tiempo puede producir hemorragias, especialmente digestivas (estómago y colon), sobre todo en adultos mayores. En opinión de muchos, el riesgo de sangrado supera los posibles beneficios cardiovasculares.

Es más, incluso otros medicamentos, como las estatinas, suelen ser más eficaces para prevenir enfermedades cardíacas con menos riesgos.

El cambio en el conocimiento médico

En los últimos años, los expertos han dado un giro de 180 grados en el uso de aspirina para la prevención de la salud cardíaca. En 2022, el Grupo de Trabajo de Servicios Preventivos de EE. UU. hizo una recomendación innovadora: aconsejaron que los adultos de 60 años o más NO comiencen a tomar aspirina en dosis bajas para prevenir un primer ataque cardíaco o accidente cerebrovascular. (Y ojo: en Estados Unidos dosis bajas son 75 mg/día de aspirina, mientras que en España son 100 mg/día). En España la recomendación es similar.

Para los adultos de 40 a 59 años con un alto riesgo de enfermedad cardiovascular, recomendaron tomar una decisión individual junto con su médico. Esto está muy lejos de la recomendación general de tomar aspirina a diario con la que muchos de nosotros crecimos.

A pesar de estas nuevas pautas, los viejos hábitos son difíciles de eliminar. Muchas personas mayores siguen tomando aspirina a diario, a menudo sin consultar a su médico. Hay varias razones para ello. Es difícil deshacerse de décadas de consejos arraigados. Algunas personas pueden no estar al tanto de las pautas actualizadas. Otras pueden tener miedo de dejar de tomar un medicamento que creen que las protege.

Si actualmente está tomando aspirina a diario para la salud del corazón, no se asuste, pero tome medidas.

En primer lugar, consulte a su médico. Hable sobre sus factores de riesgo individuales y si la aspirina es adecuada para usted. No deje de tomarla de golpe; si necesita dejar de tomar aspirina, su médico puede orientarle sobre cómo hacerlo de manera segura. Por último, explore alternativas naturales. Hay muchas formas de mantener la salud cardíaca sin medicamentos.

En lugar de depender de la aspirina, considere métodos naturales para mantener su corazón sano. Para empezar, adopte una dieta saludable para el corazón centrada en frutas, verduras, cereales integrales y proteínas magras.

Muévase. El ejercicio regular es una de las mejores maneras de proteger su corazón. Y manejar el estrés mediante prácticas como la meditación, el yoga o ejercicios de respiración profunda.

También podría considerar tomar suplementos como ácidos grasos omega-3, coenzima Q10 y magnesio, que han demostrado ser positivos para la salud del corazón.

Recuerde que la verdadera salud no consiste en seguir ciegamente consejos obsoletos ni en depender de una sola pastilla. Se trata de tomar decisiones informadas, escuchar a su cuerpo y cuidar su bienestar desde adentro hacia afuera.

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