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Cómo las bacterias conspiran en la enfermedad de Crohn

Para los millones de personas en todo el mundo que luchan contra ella, la pregunta “¿por qué yo?” cobra gran importancia.

Y es que ¿por qué algunos pacientes viven con dolor debilitante, inflamación y cirugías repetidas, mientras que otros tienen síntomas más leves?

A pesar de saber que la enfermedad de Crohn proviene de un sistema inmunológico desequilibrado en el intestino, predecir quién soportará la peor parte de su ira ha resultado difícil.

Pero un nuevo estudio dirigido por investigadores daneses ofrece nuevas pistas sobre el misterio. Al decodificar cómo ciertas bacterias sortean las defensas del intestino, han descubierto una pista prometedora que podría ayudarnos a medir el riesgo de gravedad de Crohn en el futuro.

Echemos un vistazo a este juego microbiano del escondite y aprendamos cómo usted mismo puede contribuir a su armonía intestinal.

Los guardias de seguridad del intestino

Nuestros intestinos albergan un mundo vasto y vibrante de microbios esenciales para nuestra salud. Para mantener este ecosistema bajo control, el intestino despliega una patrulla fronteriza especializada: los anticuerpos.

También llamados inmunoglobulinas, estos pequeños soldados examinan diligentemente el tracto digestivo. Cuando detectan bacterias sospechosas, rápidamente las “cubren”, pegándose a la superficie celular y haciendo sonar la alarma del sistema inmunológico.

El recubrimiento de anticuerpos sirve como una táctica de supresión vital, evitando que las bacterias malas provoquen inflamación. El anticuerpo más famoso para esta tarea es la inmunoglobulina A (IgA).

Pero el nuevo estudio revela que una pariente subestimada, la inmunoglobulina G2 (IgG2), puede desempeñar un papel igualmente fundamental para mantener a raya el caos inflamatorio de la enfermedad de Crohn.

Desenmascarando a los microbios

Al analizar las bacterias intestinales y los anticuerpos de pacientes de Crohn y personas sanas, los investigadores notaron un patrón sorprendente. Dos especies de bacterias en particular, Campylobacter y Mannheimia, eran especialmente hábiles para esquivar la capa de IgG2.

Sorprendentemente, estos artistas del escape microbiano aparecieron con mucha más frecuencia en pacientes con enfermedad de Crohn grave. Es como si hubieran encontrado una grieta en el sistema de seguridad, colándose a través de ella sin control.

Curiosamente, mientras que Campylobacter y Mannheimia eludieron la IgG2, otras bacterias en los intestinos de los enfermos graves de Crohn quedaron fuertemente marcadas y cubiertas por IgG2.

Aprovechar la pista de la IgG2

Estos hallazgos generan una posibilidad tentadora. Una capa elevada de IgG2 podría servir como una señal de alerta, un indicador mensurable para identificar a los pacientes de Crohn en riesgo de sufrir síntomas más extremos.

Si bien es demasiado pronto para considerar a la IgG2 como un “biomarcador” infalible, este estudio sienta las bases para futuras herramientas de diagnóstico. Detectar esas bacterias a tiempo podría ayudar a los médicos a intervenir más pronto (y de manera más efectiva) en pacientes vulnerables.

Por supuesto, quedan muchas más investigaciones por delante para comprender exactamente cómo IgG2, Campylobacter y Mannheimia inflaman el intestino. Pero tener un culpable más claro en la mira renueva la esperanza de burlar los peores ataques de Crohn.

Empoderando su intestino

Aunque todavía no podemos predecir la gravedad de la enfermedad de Crohn, hoy puede tomar medidas para optimizar sus defensas intestinales. Una microbiota intestinal sana es su mejor aliado.

Empiece por priorizar opciones como estas:

  • Fibra. Los alimentos ricos en fibra, como frutas, verduras, cereales integrales y legumbres fomentan las bacterias beneficiosas del intestino.
  • Variedad: Comer una amplia variedad de alimentos vegetales promueve la diversidad de la flora intestinal. ¡Gane puntos extra con alimentos fermentados como yogur, kéfir, kimchi y chucrut!
  • Estrés: la tensión emocional crónica puede alterar el equilibrio saludable de la flora. Tómese tiempo para relajarse con prácticas tranquilizantes como la respiración profunda, meditación trascendental, mindfulness, yoga…
  • Antibióticos. Utilícelos con precaución. Aunque a veces son necesarios, estos medicamentos eliminan indiscriminadamente tanto las bacterias buenas como las malas. Hable con su médico para tener la seguridad de tomar solo los que realmente sean imprescindibles. Y no se olvide de añadir la toma de probióticos.

Al fomentar un hábitat intestinal armonioso, fortalecemos nuestras defensas de primera línea contra los invasores que pueden agravar la enfermedad de Crohn.

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