¿A qué hora cena? ¿Picotea antes de acostarse?
No solo importa el QUÉ, también el CUÁNDO
La investigación ha demostrado que si el horario de sus comidas no es el adecuado, podría estar acelerando el camino hacia la diabetes.
Veamos una escena típica. Cenó hace tiempo y ahora está viendo una película frente al televisor. O incluso ya acostado en la cama. En ese momento le ataca el hambre y se dirige a la cocina para disfrutar de un refrigerio.
El problema es que ese gesto está poniendo en riesgo su salud.
Porque el hábito de comer tentempiés nocturnos no solo puede hacerle aumentar de peso. Y lo mismo se aplica a cenar demasiado tarde e irse directamente a la cama.
Los investigadores descubrieron que CUÁNDO come importa casi tanto como QUÉ come.
Los participantes de un estudio publicado en Science Advances se dividieron aleatoriamente en dos grupos. El grupo de control comía según un horario de alimentación normal, mientras que el otro grupo comía por la noche.
Los niveles de azúcar en sangre del grupo de control se mantuvieron estables, pero fue muy diferente lo que le ocurrió a las personas que comían tarde por la noche.
Resulta que comer por la noche dejó a las células beta del páncreas “dormidas”. Estas son células que producen insulina, que es vital para procesar el azúcar en sangre.
Como resultado, su producción de insulina cayó en picado, por lo que el nivel de azúcar en sangre de esas personas se disparó, lo mismo que ocurrió con su resistencia a la insulina.
Esa es la tormenta perfecta para el síndrome metabólico, un camino prácticamente asegurado hacia una diabetes en toda regla.
Controlar los horarios de las comidas
Mucha gente piensa que cuándo comen no tiene importancia. Pero no es así. El horario de las comidas está ligado a los ritmos circadianos, que se rigen por su reloj biológico interno, que controla aspectos como el ciclo de sueño/vigilia, las hormonas y procesos como la alimentación y la digestión.
Y vaya, su cuerpo NO está contento cuando hace cambios.
Por ejemplo, si duerme durante el día y se queda despierto por la noche, su metabolismo y su sistema inmunológico pueden volverse locos.
Es por eso que los trabajadores que trabajan en turnos de noche tienen un 60% más de probabilidades de sufrir diabetes. Y tienen un mayor riesgo de cáncer, enfermedades cardíacas, depresión y otras afecciones graves de salud.
Aquí está la moraleja: si sigue un horario de comidas normal (desayuno por la mañana, almuerzo al mediodía y cena por la noche tiempo antes de acostarse), el reloj interno de su cuerpo funcionará perfectamente.
Pero si altera ese horario, especialmente comiendo tarde por la noche, su reloj interno se acelerará.
Por lo tanto, lo mejor que puede hacer es ceñir sus comidas a un horario estándar y evitar cenar tarde o picar por la noche.
Y, por supuesto, preste atención a lo que come. Porque comer las cosas equivocadas, incluso en el momento adecuado, sigue siendo una elección negativa para disfrutar de una salud óptima.