¿Esta estrategia dietética detiene la esclerosis múltiple?
Dolores de cabeza, problemas de visión, fatiga, debilidad… Cuando tras varios exámenes y pruebas el médico hace un diagnóstico de esclerosis múltiple, va acompañado del reconocimiento de que no hay nada que se pueda hacer para detenerlo.
Pero, ¿y si le dijera que esos mareos y dolores se pueden DETENER sin fármacos?
Así es, amigo mío, los investigadores acaban de descubrir cómo evitar la esclerosis múltiple a través de la dieta.
La clave para vencer la esclerosis múltiple
La esclerosis múltiple es una enfermedad autoinmune. Hace que su sistema inmunológico trabaje demasiado y, en última instancia, su propio cuerpo comienza a atacarse a sí mismo.
Puede haber muchos factores desencadenantes de la esclerosis múltiple u otras enfermedades autoinmunes, pero una cosa es segura: la dieta juega un papel importante.
De hecho, un equipo de investigadores de la Universidad de Yale descubrió que la esclerosis múltiple podría desencadenarse por la falta de ácidos grasos en la dieta.
Verá, los pacientes con esclerosis generalmente carecen en su dieta de la cantidad adecuada de ácido oleico, que es un tipo de ácido graso.
Y la falta de ácido oleico conduce a una pérdida de sensores metabólicos, que activan sus células T. Éstas son una de las herramientas MÁS importantes de su sistema inmunológico para combatir las enfermedades infecciosas.
Sin la capacidad adecuada para suprimir y regular sus células T, su sistema inmunológico comenzará a atacar las partes sanas de su cuerpo.
Esta falta de comunicación causa pérdida de la visión, dolor y otros síntomas debilitantes que pueden experimentar los pacientes con esclerosis múltiple.
Y cuando los investigadores introdujeron más ácido oleico en los tejidos grasos de los pacientes con esclerosis, encontraron que estos tejidos aumentaban los niveles de células T reguladoras.
¡¡Esta es una noticia increíble, amigos!!
¿Qué tipos de alimentos contienen los niveles más altos de ácidos oleicos?
Pues alimentos como el aceite de oliva virgen extra, el jamón de cerdo ibérico, el queso, las nueces, las semillas de girasol, los huevos, la leche, las aceitunas y los aguacates. Y carnes como ternera, cerdo y pollo.