Las cremas cosméticas de moda ¡inflaman el cerebro!
El ácido hialurónico es el ingrediente más moderno y atractivo para el cuidado de la piel.
Un bote de crema que lo contenga puede costar más de 50 euros, y se añade a todo tipo de productos hidratantes y para alisar la piel.
Todo porque el ácido hialurónico es lo más nuevo y se supone que lo mejor para retrasar el envejecimiento, pues contribuye a la producción de colágeno, lo que hace que la piel se vea más firme y joven.
Por eso lo verá aparecer como setas en las marcas más famosas (puede comprobarlo usted mismo en las etiquetas).
Pero ¡cuidado! Esta tendencia le puede costar más caro de lo que cree.
Rellena la piel… y aumenta la inflamación
En realidad, el ácido hialurónico se genera en el organismo para producir cartílago en las articulaciones y la piel. Sin embargo, si empieza a aportar a su cuerpo demasiado, entonces es cuando se convierte en un problema.
Embadurnarse con estas maravillosas cremas produce sin duda un aumento de las concentraciones de ácido hialurónico que circulan por la sangre; en los estudios se ha demostrado una y otra vez que lo que te pones en la piel acaba irremediablemente dentro de ti.
De hecho, en un reciente estudio se descubrió ácido hialurónico donde no querría tenerlo: en el cerebro.
Los investigadores intentaban averiguar por qué la sustancia blanca del cerebro disminuye con el tiempo. Cuando miraron dentro de los cerebros deteriorados, se encontraron algo inesperado: un nivel elevado de ácido hialurónico.
Digo inesperado porque, por regla general, el ácido hialurónico es bueno para el organismo. Por ejemplo, hace una señal al sistema inmunitario para que cicatrice una herida, causando una inflamación completamente normal.
Sin embargo, en el cerebro hace algo totalmente distinto. Provoca más inflamación de lo normal e impide la cicatrización de las heridas. Así que, cuando la sustancia blanca del cerebro sufre un daño, no se repara, sino que se descompone.
Y, puesto que la sustancia blanca del cerebro es desde donde se envían los mensajes al cerebro, la capacidad de pensar con rapidez e incluso de caminar empieza a desvanecerse, además de ser una de las causas primordiales de enfermedades neurológicas como la demencia.
Así que le recomiendo que haga caso omiso de las deslumbrantes campañas de marketing que le prometen lucir una piel con aspecto más joven y recurra en su lugar a estas técnicas completamente naturales.
Una piel hidratada es una piel sana
Las empresas cosméticas tienen razón en algo: si usted hidrata su piel, esta tendrá un aspecto más saludable y joven.
Pero eso no significa que deba recurrir a cremas y lociones sofisticadas. En su lugar, basta hidratarse.
Empiece por beber al menos ocho vasos de agua al día. Se sabe si uno está deshidratado si al pellizcar la piel del dorso de la mano tarda en volver a su sitio o se queda blanca. En las personas de más edad, este proceso tarda algo más, pero en cualquier caso la piel siempre debe volver a su estado natural de forma casi inmediata.
Otro modo de conseguir una piel más joven es incluir más pescado graso en la dieta.
Los antioxidantes presentes en el pescado contribuyen a calmar los radicales libres frente a los efectos de la radiación UV.
Se ha demostrado que los EPA (ácido eicosapentaenoico) y el DHA (ácido docosahexaenoico) presentes en la caballa y las sardinas detienen el fotoenvejecimiento en el ser humano e incluso contribuyen a prevenir cánceres cutáneos.
Asimismo, los ácidos omega-3 restauran el aspecto saludable que la piel tenía años atrás.
Dicho de otro modo, no hay absolutamente NINGUNA NECESIDAD de utilizar cremas de belleza que destruyen el cerebro.
Puede comer pescado graso tres veces por semana. Pero otra opción es conseguir un frasco de aceite de pescado. Eso sí, asegúrese de comprar un complemento de aceite de pescado que no contenga mercurio ni BPC (bifenilos policlorados).